Génova y el mar

 Sentada en el autobús volante que me lleva desde el aeropuerto hasta el centro de Génova, voy esbozando en mi cabeza la que será la primera entrada del blog, y no me cuesta decidir que quiero escribir sobre este recorrido en el que el mar tiene un protagonismo para mí inesperado. Hemos aterrizado muy cerca del agua, tanto que, desde la ventanilla del avión, las vistas no tendrían nada que envidiar a las de una primerísima línea de playa.

 Durante un largo tramo, el autobús va bordeando un puerto comercial y turístico rebosante de vida y actividad que se intuye como el pulmón de la ciudad. Se suceden los contenedores de transporte de mercancías, los cruceros y los ferri, hasta llegar a un paseo marítimo plagado de terrazas, bares y música en el que no faltan el segundo acuario más grande de Europa o el Museo del mar. Al final del paseo, imponente, la lampada: el antiguo faro convertido ahora en símbolo de la ciudad. No en balde, el que describo aquí es el mayor puerto marítimo de Italia, puerta de lo que durante siglos fue un estado independiente, hoy capital de la provincia de Liguria. 

Lo cierto es que Génova está organizada alrededor de este puerto, creando un semicírculo cuyo centro es el agua. Solo dando la espalda al mar puede observarse la montaña plagada de edificios con fachadas de colores que le dan a esta ciudad un aspecto tan característico y peculiar. Entre el verde de las colinas y el azul del mar, sus calles se aprietan hacia el centro hasta crear los vicoli, callejones estrechos y largos que desembocan inesperadamente en plazas elegantes cerradas por palacios renacentistas y barrocos. 


He podido disfrutar ya del corazón de Génova gracias a la hospitalidad de Emilia y Annalisa, compañeras del instituto Firpo-Buonarroti con las que he tenido la suerte de reencontrarme aquí después de su visita con algunas alumnas a nuestro centro en Carlet. Ambas son profesoras de Español como lengua extranjera, y no pueden ser más cariñosas y atentas. Me han acompañado a conocer la ciudad y a probar uno de sus tipiquísimos productos: la focaccia. Emilia me ha asegurado que los genoveses tienen un carácter cerrado y áspero en comparación con el de los italianos de otras zonas; me cuesta creerlo después de haber compartido tan solo unas horas con estas dos compañeras. Su carácter, viviendo tan cerca del mar, no puede ser otro más que el nuestro: el mediterráneo. 





Comentarios

  1. Hola Carme!!! a disfrutar molt de l'experiencia. Seguirem des d'aci cada dia la teua aventura!!!
    Molts records a Annalisa, Emilia, Antonnela i a tot el seu equip!!!

    ResponderEliminar
  2. Hola Carmen, a disfrutar a tope y ya nos contarás cuando vuelvas!. Saluda a todos de nuestra parte.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares